La vida no tiene ningún propósito ni finalidad. Ella misma es su propio propósito y finalidad: ser vivida en infinidad de formas, a través de la vasta manifestación desplegada. Por tanto no hay seres vivos más importantes y trascendentes o menos importantes y trascendentes. Todos cumplen con su función vital. La vida simplemente surge con espontaneidad en la Nada del Vacío para simular un llenado temporal. Por tanto la vida solo es una simulación virtual. Acontece mediante un despliegue autodesarrollado en sucesos que tienen lugar dentro de un espacio-tiempo, hasta que se repliega sobre sí misma autodestruyéndose. No existe entidad metafísica superior ni consciencia y/o inteligencia con voluntad personal que participe de manera alguna en la construcción ni en la destrucción, excepto en la imaginación evocada de la realidad psíquica del ser humano terrestre y de los seres vivos extraterrestres a nivel interdimendional e hiperespacial cuyo desarrollo ...
Nuevo paradigma de magia ocultista.