La Nada es el primer movimiento pivotante que surge espontáneamente en el Vacío como epicentro del Vacío. Aunque su naturaleza y esencia es el Vacío en mayúscula, se trata en realidad de un vacío en minúscula: está repleto de frecuencias vibratorias oscilantes. Esto significa que no es el verdadero Vacío, aunque su naturaleza y esencia sí lo sea, sino el nexo de unión y conexión entre el Vacío como Ausencia y la totalidad como Presencia. La Nada es la plenitud potencial de todas las posibilidades. Se trata de una totalidad completa donde está latente absolutamente todo lo que es posible. Y todas esas posibilidades se harán efectivas antes o después, cuando se vuelvan probables.
Todo lo que existe y se manifiesta origina en la Nada, que es el primer movimiento pivotante en el Vacío. Por tanto cualquier realidad plegada es la Nada hasta que se despliega. Toda realidad plegada está compuesta por una serie de posibilidades potenciales que se vuelven probables, desplegándose. Las probabilidades son las limitaciones concretadas de lo que puede suceder y no puede suceder dentro de las posibilidades establecidas. Las propias probabilidades delimitan compartimentos estancos para concretarse. Cada compartimento estanco es un espacio. Todo espacio se despliega hasta que alcanza su potencial de despliegue y por tanto, se repliega sobre sí mismo, disolviéndose. Dentro de cada espacio se activan tiempos. Los tiempos determinan la duración que tendrá la concreción de cada probabilidad antes de disolverse en el Vacío, a través de la Nada, al regresar primero al mínimo movimiento pivotante anterior a la disolución.
La Nada es la plenitud potencial de todas las posibilidades. Esa plenitud potencial se volverá real antes o después en una multiplicidad incuantificable de espacios como compartimentos estancos. Cada espacio es un universo completo que funciona con sus leyes y reglas, establecidas por las posibilidades y sus probabilidades que pueden volverse concretas, manifestándose. Todos los universos están superpuestos por capas dimensionales hacia arriba y hacia abajo, en forma de multiverso, pero no se suelen permear ni atravesar entre ellos, al ser compartimentos estancos: en cada universo rigen unas posibilidades que, si bien en muchos casos son similares, siempre divergen en las probabilidades. De esta manera la Nada se desdobla a sí misma infinidad de veces y en cada desdoblamiento se aleja de sí misma mediante el olvido de su verdadera naturaleza, hasta que se repliega nuevamente sobre sí misma y se desactiva en el Vacío.