Para cualquier ser humano metamago potencial, que es el individuo preparado para atravesar lo transhumano y lo poshumano, como estados anclados todavía a lo humano, pero bordeando lo ahumano, nada más empezar la lectura del libro Hipnocracia. TRUMP, MUSK Y LA NUEVA ARQUITECTURA DE LA REALIDAD (Rosamerón, Barcelona, 2025) de Jianwei Xun, intuye que la entidad virtual colaborativa, producto a medio camino entre la inteligencia natural humana y la inteligencia artificial ahumana, hace un totalmente certero análisis de la realidad actual en la que viven absolutamente todos los seres humanos no metamagos, que nunca alcanzarán Supremum Liberationis (La Liberación Definitiva) en esta, su habitabilidad y generación, así como los potenciales metamagos que todavía no la han alcanzado (aunque muy distanciados de los no metamagos, pues están en camino de hacerlo).
Pero ello no le pilla por sorpresa, ni tampoco es un gran descubrimiento, mucho menos si se trata de un ser humano metamago consumado, pues sabe de sobra que el modelo de la hipnocracia (primer modelo teórico aplicado en la práctica performativamente nada más ser presentado en público hace nueve meses, absorbiendo la praxis el corpus teórico de inmediato), es la única evolución posible que podía seguir la humanidad de una manera totalmente predecible, anticipada y previsible, al no haber desarrollado exactamente lo mismo que sigue necesitando cualquier ser humano para convertirse en metamago potencial: una metacognición crítica presencial consciente; el mismo diagnóstico y resolución que ofrece el modelo hipnocrático y que, por descontado, ningún ser humano no metamago será capaz de aplicar, ahora mucho menos que antes, pues únicamente el potencial metamago que haya trabajado con anterioridad en un descondicionamiento mental sostenido, podrá optar al desarrollo de la habitabilidad en los umbrales oscurecidos y/o cegados a la IA, así como eludir los mecanismos y dispositivos de asimilación hipnocrática en trances y metatrances cognitivos inconscienciados.
Durante casi todo el siglo XX (desde su total "toma de conciencia" el 3 de agosto de 1929, a los 34 años de edad y hasta su muerte el 17 de febrero de 1986, a los 90 años de edad) hubo un singular librepensador hindú único en toda la historia humana, llamado Jiddu Krishnamurti. Este antiguo adolescente captado, con el beneplácito de su padre, por los jerarcas de la Sociedad Teosófica de Adyar (India) en abril de 1909, poco antes de cumplir los 14 años de edad, para llevar a cabo una presunta "misión mesiánica" en el contexto de aquel popular movimiento esoterocultista sectario, experimentó un proceso de "despertar" espiritual a partir de 1922, a los 27 años de edad, que culminaría progresivamente en la ruptura con la Sociedad Teosófica y toda la parafernalia "mesiánica", para dedicarse el resto de su vida a dar conferencias y mantener diálogos filosóficos mayéuticos con una amplia diversidad de interlocutores, sin establecer ningún movimiento ideológico ni sectario sino todo lo contrario. Es el único caso cercano en lo intelectual y cognitivo a la manida pero falaz, equívoca y errónea creencia en la "iluminación" o "despertar" espiritual. Toda la aportación krishnamurtiana durante casi sesenta años puso de relieve el funcionamiento operativo de los condicionamientos mentales a nivel ideológico y junto a esa aportación, simultáneamente hubo una operatividad presencial metacognitiva que nunca se sistematizó metodológicamente por parte de Krishnamurti, pues él mismo siempre fue consciente de que si lo hacía solo conseguiría que sus ya adormecidos oyentes e interlocutores se sumieran con mayor profundidad en su propia ausencia inconscienciada por automatización mecanizada o zombificación humana.
En realidad la hipnocracia xuniana es la evidenciación perfeccionada, gracias a los avances de las tecnologías digitales desembocadas en internet, las redes sociales, los algoritmos y la IA generativa, de toda una modelación manipulativa de la conciencia humana, en forma de inconscienciada ingeniería social (lo cual diverge con las gratuitas afirmaciones de las teorías conspirativas sistémicas, que afirman rotundamente una presunta agencia consciente en ciertos humanos y entidades extraterrestres presentadas como una forma de élite imaginaria). Esa ingeniería social, nacida al amparo de las primeras civilizaciones sedentarias y por tanto, sociedades masificadas, creó productos hipnóticos de trance colectivo, las mitologías religiosas estructuradas y jerarquizadas como corpus doctrinales dogmáticos de creencia, que desembocaron en las religiones organizadas, cuyo sistema hipnótico de control de masas se fue perfeccionando progresivamente hasta implantarse del todo, manteniendo a toda la humanidad en un estado perpetuo de trance onírico creyente, transmitido en total inconscienciación de generación en generación, hasta implantar el condicionamiento mental operativo o zombificación humana.